Hace unos días
siento algo extraño en mi interior, algo en mi cuerpo y en mi alma, pero
especialmente en mi garganta: algo así como un ahogo. Ganas de viajar, de
pescar mi mochila mochilera tomar un bus y conocer otros lugares. De disfrutar de
la compañía de nuevas personas y ver lugares que jamás he visto. A pesar de
haber vuelto solo hace un mes a la realidad de una rutina con horarios y
compromisos y de haber vivido 5 meses en el pueblo turístico más famoso de
Chile, quiero “pegarme una arrancada”.
En Chile, comúnmente
a esto le llamamos un ahogo al estilo Olguita Marina, quien era un personaje de
la teleserie Sucupira transmitida hace casi 20 años atrás en TVN. Este
personaje destacaba por sus “ahogos” que la hacían arrancar (principalmente a Antofagasta)
para ver a sus amigos, conocer nuevos, bailar, carretear, dejando a su marido
solo, el cual no comprendía su ritmo de vida, pero a la vez no podía soportar la
independencia de su mujer e intentaba suicidarse en cada ahogo al creer que
ella no volvería.
A estas ganas
de arrancar de las obligaciones, bailar, viajar, conocer gente nueva y disfrutar
de la vida sin ataduras los machistas lo llamarían ganas de “maraquear”, pero
no entienden que son solo ganas de tomar la vida y disfrutar de ella como si
fuera agua fresca en el desierto. Es más, la misma actriz que interpreto a este
personaje, Carmen Disa
Gutierrez, afirma que “Olguita” amaba mucho a su marido y que sus
arranques jamás fueron para engañarlo si no para disfrutar de lo que con el no podía.
A los 8 años
(edad que tenía cuando emitieron esta novela) no pude comprender lo transgresora
que era esta mujer al despreocuparse del que dirán de las “viejas del pueblo”
(hermanitas Linero), ya que además de viajar también se vestía y maquillaba de
manera llamativa. Ahora con los años también comprendo que llevo parte de ella
en mí, viviendo despreocupada de lo que los demás podrían opinar de mi
rareza e incluso un par de veces termine
con un pololo solo para poder viajar o disfrutar de nuevas locuras.
En la
actualidad, el poder adquisitivo, el lograr ser profesiones, el aplazamiento de
la maternidad, el desarrollar una carrera, la independencia y un sinfín de
cosas que han cambiado en los últimos años, han hecho que las mujeres podamos
darnos estas libertades sin culpas en nuestros hombros y sin depender de nadie para cumplir con el
sueño de dejarlo todo para darnos un tiempo para nosotras.
Ahora si
somos realistas, tenemos que darnos cuenta que vivimos en un país que trata de aparentar
igualdad de géneros, lo cual es totalmente falso, ya que en general los hombres
machistas de este país les tienen miedo a la mujer independiente que puede
viajar libre, sonreírle a un extraño, se arregla para ella, puede decir una
chuchada si es necesario y abrazar la vida con fuerza y pasión, ya que es la única
que tiene. Esto ocurre, como lo dije anteriormente, porque la mayoría de ellos
siente que esas mujeres pueden dejarlo o meterse con cualquier otro, pero esto
se basa solo en su inseguridad ya que saben que no pueden entregarles lo que
ellas necesitas; Por lo mismo siempre escogen a la sumisa y simple del
grupo. Aunque hay que aplaudir a Don
Segundo (esposo de Olguita Marina) , ya que se arriesgó al amar a una mujer tan
libre como ella.
En lo que a
mi humanidad respecta, si algún hombre se arriesga a tener una relación seria
conmigo solo espero que entienda (como dijo Carrie Bradshaw) que “quizá algunas mujeres no están hechas para
ser domesticadas. Quizá solo necesitan correr libres hasta que encuentren
alguien igual de salvaje que corra con ellas”.
Le amé. Clap, clap!
ResponderEliminarQuerida, full identificada!
ResponderEliminarLo mas notable es que Don Segundo ya iba a sexagenario y pudo cortejar a una treintona Olguita Marina, quien con sus ahogos seria una potra dificil de domar en estos dias.
ResponderEliminarClaridad en todas sus letras :)
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