domingo, 2 de noviembre de 2014

No saber cómo jugar al “juego de la seducción”


Conocer a alguien y comenzar a salir con esta persona, puede ser una linda experiencia, aunque no termine en nada serio la gente se conoce, divierte y comparte. Lo que es para mí en el último tiempo ha terminado siendo algo tortuoso. Me pongo nerviosa y mi verborrea explota, jamás sé que decir y lo que digo lo digo mal, o me tomo unos copetes de más, me pongo media peleadora y más prejuiciosa de lo normal.

Hay chicas que la seducción le sale la cumbia. Ellas saben cómo se juega en este asunto, saben los tiempos que se deben tomar entre salida y salida, tienen instinto para decir las palabras adecuadas en un mensaje de texto, nacieron  con un claro sentido de la combinación de sus atuendos para verse linda y sobriamente llamativas, tienen paciencia para hacerse las interesantes y siempre dejan algo de misterio para una próxima cita.

Bueno yo no soy una de ellas, de hecho soy más como la anti-seducción hecha mujer. No sé como ser coqueta, no se como seducir. Tengo incontinencia verbal y en una primera cita no falta que alguna tontera salga de mi boca. En una primera cita he dicho cosas como que perdí la virginidad a los 19, siendo que hablaba de la poca fe que me tenía mi familia en relación a los estudios o que me dio infección urinaria hace cinco meses. También me he caído mientras caminaba en la calle y hasta me he atrevido a intentar dar un beso sin ser correspondida y me he tenido que ir caminando de regreso a casa arrastrando mi vergüenza.

Hace algunos años les decía a mis amigas que no sé cómo “abordar a un hombre” cuando me gusta, y ellas respondían que eso duraba solo hasta que me tomaba un vino. Lamentablemente, un litro de vino me da más confianza de lo  que debería (al punto de algunas veces ni siquiera recordar que paso la noche anterior). Tengo una amiga con la infalible técnica de “agarrarle el paquete” a su conquista para mostrarle las ganas de estar con él, si es poco sutil, pero es efectivo. Para algunas chicas seria lo peor que podría hacer ya que quedarían  como maraca, sueltas, casquivanas o bataclana por lo que jamás las  volverían llamar, pero mi amiga tiene una respuesta: “que tanto importa si en total no los quiero pa’ casarme”.

En la actualidad, Whasapp y Facebook hacen que el coqueteo sea un tanto más complicado. Hay que saber cuándo y a que colocar me gusta. Alguien me dijo que una buena señal era colocar me gusta en alguna foto antigua, se supone que eso muestra interés, aunque creo que eso se traduce en psicopatear alguien (algo en lo que reconozco soy buena). Eso de dejar el visto también es parte del coqueteo algo así como “ya te vi, pero no te responderé ahora estoy ocupada”, en lo personal lo siento odioso hay que dejar que las cosas fluyan si lo leíste y tienes tiempo responde. Yo soy del tiempo de zumbido de Messenger, de escuchar una canción que le gustara a ese wapeton para que la viera en mi estado de Meseenger, de ser F/F en fotolog, y escribir “nice pic, cariños” cada dos o tres fotos para no parecer insistente, por lo mismo no entiendo esta compleja modernidad.

Entrar a estos juegos de seducción puede resultar algo complejo para una mujer como yo.  Me cuesta entender estos planes hechos con precisión que te hacen aparentar frente a otros una imagen que quizás sea alejada de la realidad. Prefiero mostrarme como soy, usando zapatillas en una cita, con mi síndrome de Peter Pan y mi banano desgastado con el tiempo, ya que si conozco a alguien que me acepte con mis tonteras, poco control de mi cuerpo y muy mal vocabulario quizás significa que me acepte, me quiera tal cual soy y con el tiempo no sienta vergüenza  de mi espontaneidad.