Hace pocos días festeje mi cumpleaños y desde el día anterior
estaba expectante para que dieran las 12 de la media noche y así comenzara ese
esperado 17 de Enero. Fácilmente, después de una corta reflexión, me di cuenta que sin duda alguna
mi día favorito en el años es el día de mi cumpleaños. No por los regalos, la
fiesta, o la tomatera, sino más bien por el hecho que me doy la libertad de
estar alegre todo el día, de comer mi comida favorita, de sonreírle a la gente
en la calle, de cantar mientras camino y transformar la cotidianidad de un día común
en la celebración y la alegría de vivir.
A raíz de esto, tome la decisión de que cada día de mi vida
los tendría que vivir como el día de mi cumpleaños. Quizás lo primero que piensen cuando digo esto
es que quiero carrete, copete y quedar muerta todos los días, pero no es así. La
idea de esta decisión, es tomar cada día como un festejo. Despertar con la disposición
y la alegría de hacer ese día un gran día., despertar y festejar ya que tengo
la capacidad de convertir esas 14 horas
en un dia exitoso.
Lo primero que hice luego de esta resolución fue encontrarme
con mi pasado. Fui a visitar a una persona, quizás la más importarte en mi vida,
había pasado 5 años desde la última vez que habíamos tenido una conversación,
un abrazo y un gesto de cariño. Luego de
esto me sentí bien, es decir, sentí que
una de mis grandes penas había desaparecido casi por acto de magia.
Abrir los ojos por la mañana, estar con una actitud positiva
y las ganas de hacer de ese dia el mejor de todos, no es tan difícil. Depende de
nosotros y la disposición que tenemos a ser felices. Es verdad que en momentos
pasamos por periodos difíciles, pero está dentro de nosotros, en nuestra mente
y en nuestro centro espiritual como canalizar estos momentos.
Llevo una semana despertando con la actitud de cumpleañera y
me siento bien, en paz, tranquila y principalmente alegre. Mi recomendación inténtenlo.
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