jueves, 12 de diciembre de 2013

Soltería expectativa v/s realidad





Cuando quede soltera hace ya 1 año, 9 meses y dos días (pero quien lleva la cuenta) no me lo tome para nada bien en un comienzo, llore mares, baje de peso, extrañaba a ese hombre y por un par de meses solo quería volver a compartir nuestras vidas juntos(a pesar de que el compartía su vida con otra desde solo unos días después de que termináramos), pero paso el tiempo, comencé  a olvidarlo y conocí algo que después de 6 años consecutivos de pololeo jamás había experimentado: libertad de hacer lo que se me ocurriera y me lancé a la vida. Por unos meses deje que la vida del carrete dominara mis fines de semana, sintiendo que no había nada más productivo que hacer con mi vida que carretear hasta que apareciera el sol y beber como si realmente el mundo se acabara en Diciembre de ese 2012.

Por lo general cuando la gente hace este tipo de comentario el resto lo considera algo positivo, lo cual es lógico, ya que siempre olvidamos comentar las tremendas cañas al dia siguiente que hacen odiar al mundo entero o ese gran sentimiento de culpa por gastarse grandes cantidades de dinero en ese maldito copete que te revienta la cabeza y el vacio de estar pasando un domingo por la tarde en tu habitación solo con una limón soda y unos fideos con solo salsa.

Luego de algunos meses y cuando me sentí agotada de tanta locura, trate de tener una vida más equilibrada, por lo que invertí dinero en viajar y recorrer algunos de los lugares que por más de una década había querido ir (Machu Picchu y Carnaval de Oruro). Posterior a ese viaje tome la gran decisión de cambiarme de cuidad y me fui a vivir a un pueblo donde lo más divertido era comprar papas fritas una cuadra debajo de mi casa, me fui de un extremo a otro indudablemente, pero a pesar de pasar de la locura al aburrimiento seguía soltera.

Actualmente vivo en otro pueblo, mucho más emocionante y atractivo que el anterior, pero  aun estoy sola lo que ha hecho que mis encuentros íntimos sean solo con potes gigantes de helados y completos rebosantes de mayonesa, mostaza y kétchup, que lo más cerca que este de encuentros pasionales sean en las películas de los domingos en la tarde, que mi pijama se haya transformado en mi uniforme, y para qué hablar de la depilación, tengo que soplar mis piernas para ver algo de piel.

Es posible que me he dejado estar y ni siquiera me de el tiempo para volver a la conquista, pero es que perdí toda fe en conocer a alguien más después de todos los pasteles que he conocido en el último tiempo, además tampoco tengo ganas de conocer a mas de ellos.  Algo que tampoco nadie comenta de la soltería es que durante las noches las pastelerías dejan sus puertas abiertas para que sus mejores ejemplares salgan en libertad de acción.

Tal vez solo he tenido mala suerte  o simplemente no he sabido escoger, pero por el momento prefiero esta libertad y tranquilidad emocional antes de caer con el primer pastel que vuelva aparecer.

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