martes, 5 de agosto de 2014

Amar hasta que duela


Para algunos el concepto amor tiene directa relación al concepto  dolor/sufrimiento. Siendo más específica hay personas que sienten que llegaron a la meta de entregar su cuerpo, alma y corazón solo cuando sienten que la parte palpitante de este trió dinámico se la están arrancando del pecho con las manos, sienten que sus lagrimas se agotan después de un infinito llanto y solo se manifiestan de forma de grito o sollozos casi inentendibles. Así también, es el caso de muchas mujeres que creen que el concepto amor no tiene mucho que ver con algún sentimiento, sino más bien con un ideal de estabilidad y familia.

Por lo que he visto en mujeres de mi familia y personas cercanas, en generaciones pasadas el acceso a la educación o independizacion para una mujer era algo difícil de conseguir, en especial si no contaba con los recursos económicos, por ende varias de ellas lograban  progresar en la vida solo si se sometían al “sagrado” lazo del matrimonio, ya que hacerlo sola además de ser difícil era mal visto.

Muchas de ellas se ilusionaban rápidamente con algún jovencillo buen mozo y con un buen futuro que les prometían el cielo, el mar, la tierra y además le habla como un caballero. Posterior a eso tenían un lindo pololeo, compartían momentos inolvidables (de esos tiempo he visto varios en fotografías ochenteras/setenteras de diferentes parejas), pero lamentablemente estos momentos duraron poco años y después de descartucharse, entraban en confianza a mostrarse su verdadero "yo" que no era muy agradable. Discusiones, gritos, portazos, platos quebrados, llantos, eran parte de la dinámica de algunas familias durante los 90s. Los que ya tenemos más de 25 años podremos recordar sin mucho cariño esos episodios familiares encerrados en el baño o la pieza.

Pasaron décadas y algunas de esas “diferencias” que causaban esos “incidentes” dejaron de ser tan graves. Esas parejas ahora son mayores y no tienen la misma voluntad de discutir como antes y en conversaciones familiares con mirada retrospectiva he escuchado decir a la matriarca de la familia cosas como “el no me dejaba pintarme, pero yo igual lo hacía” orgullosa como desafiando alguna ley marcial. También he escuchado parejas decir “con los años hemos mejorado mucho nuestra relación” y a las horas gritarse “eres hueona o te haces?, sabes que no me gusta esta cuchara para tomar te”

Es como si estas parejas crearan un pacto de aguantarse, odiarse y amarse en público para sacar adelante una familia que ni siquiera los soporta a ellos. Podría jurar que el dicho “estamos juntos por lo niños/familia” surge desde allí, asi también la ironia de que el resto de la familia preferiría que se separen “y que se dejen de webiar”. Finalmente los niños crecen se van de la casa y ellos siguen juntos alegando que siempre se amaron y de que se siguen amando.

Si hago memoria realmente son pocas las parejas que conozco y tuvieron un buen pasado y un buen presente. La mayoría de las parejas que conozco se odian por años y discuten incesablemente insultándose sin importar quien los escuchara o incluso llegando hasta los golpes.Quizás por eso cuando tuve mi primer gran fracaso amoroso (lo llamo fracaso ya que le tenia mucha fe en algo que termino siendo un desastre) unos parientes cercanos lo primero que hicieron fue normalizar lo que había ocurrido (cosas que jamás deben ocurrir en una convivencia) diciendo que son etapas que viven las parejas que hay que superarlas con amor y hay que hacer sacrificios (en mi caso ser mas sumisa) para estar en pareja. Con los meses me di cuenta de la estupidez mía en tratar de seguir un consejo como ese después de lo que pase en esa relación, pero siendo empática entiendo el origen de su consejo y comprendo que ellos han vivido de esa manera casi 30 años y aun siguen juntos a pesar de sus humillaciones y malos tratos mutuos, por lo que piensan que esa es su receta mágica para una vida familiar.

He conversando con varias amigas sobre esto, ellas también han visto a sus padres, tíos y familias amigas conviviendo como enemigos durante años y ya de viejos supuestamente mejor siguen tratándose como la mierda. Ellas también creen que indudablemente este es uno de los factores por los cuales algunas tenemos la tendencia a cagarla cuando estamos en pareja, escogemos al peor de la fiesta para establecer algún tipo de relación, tenemos una reacción confrontacional, a la primera palabra un decibel mas alto que el nuestro gritamos como chancho en el matadero, ya que jamás nos tiene que pasar lo que vimos durante en nuestra infancia e incluso es mas algunas de nosotras ni siquiera estamos dispuestas a realizar labores domesticas básicas solo para no vernos disminuidas  frente a un hombre.

 Tengo más que presente que toda pareja pasa por sus altos y sus bajos, y siempre existe la lucha por mejorar una relación, pero una lucha excesiva y casi obsesiva es un claro signo de que algo no está bien y si ha sido mucho el esfuerzo que se ha puesto y no ha mejorado, es bastante difícil que se pueda arreglar sin seguir haciendo daño.


No puedo negar que a meses de cumplir 27 años me siento con más miedos que nunca. Miedo de emparejarme con algún tipo con quien en un comienzo nos llevemos bien, pero luego se transforme en un desconocido que no entienda quien soy, que no me aprecie ni valore. Miedo de mi constante estado a la defensiva para no dejarme llevar por nadie. Miedo a terminar aferrada a alguien que no quiera por la fuerza de la costumbre y por el miedo a volver a fracasar. Pero a pesar de mis miedos sé que no soy mis antepasados, ni estoy obligada a cometer los mismo errores, además también se que ese sentimiento llamado amor no debe estar pegado con mocos al sufrimiento. 

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